Este año ha sido de lo más loco y arañoso que nos ha tocado vivir, es una forma tan perfecta para lastimar lo más profundo del alma de cada uno de los humanos que habitamos la tierra.
Y vivir así, sin saber ¿qué pasa? o ¿qué ch/&%os pasa?, es una incertidumbre que no deja avanzar en esta escalera del destino; porque nos detiene y nos deja sin aliento.
Desde octubre del 2019, se habla de una pandemia, un virus "mortal", "horrible", una "especie de peste negra recargada", y en México no se hablaba de ello, solo lo que decían las noticias breves de China.
Y bueno llega consigo el 2020, un año que pintaba un panorama maravilloso, provechoso, incluso para todo ámbito, político, cultural, económico, escolar, laboral, familiar y social.
¡Zaz! y eso no paso, nos dejo puro desastre, encerrados, trabajando en casa, miles de personas siguieron trabajando a pesar de las recomendaciones de los medios masivos de comunicación, de no salir de casa, de no convivir con nuestras familias, amigos, pareja, incluso mascotas.
Millones de nosotros, porque me incluyo, fue un shock, pues limitaron la vida, la tan alocada, atareada vida que lleva uno, cuando trabajas, estudias, tienes vida familiar y social.
Aunado a este encierro "voluntario", hubo miles de personas que lo siguen cumpliendo al pie de la letra, pero lo veo como necesidad de ya no estar con personas alrededor más que un cuidado que debes tener al estar con más personas. Una especie de "ermitaños", nos estamos volviendo, por esta pandemia mundial.
Los meses pasan, y estos días, minutos, segundos, se hacen infinitos y llega un mes, un día, una hora, un minuto, un segundo, y ocurre una muerte inesperada, mi padre, no se si odiar, patalear, correr sin rumbo fijo o solo meditar, es horrible solo por este acontecimiento, había sobrellevado todo, el encierro, salir lo menos posible, dejar de fumar, y no solo para cuidar los pulmones, sino también para cuidar a los míos a la familia.
El virus no apago la luz en los ojos de mi padre +, su máquina "chucu" "chucu", dejo de funcionar, me sentí impotente, tiesa, rota, y aún lo estoy rota como flor deshojada, es un vacío que siente, que logro tocar mi alma y quiero pegarla poco a poco.
Pasó el cumpleaños de mi padre, había planes, muchas cosas que aún faltaban o faltan por hacer, y siento mis alas desgastadas, sin fuerza para hacerlo, es un golpe muy duro, muy profundo, muy, ogt en mi vida.
Se acerca navidad y año nuevo 2021, y vaya que ha sido lo más deseado y lo más odiado al mismo tiempo.
Espero tener la valentía de ver, sentir y poner mi frente en alto en este nuevo 2021.
Atte: Las pestañas de la iguana
