
Acompáñame entonces, querido lector, al tiempo en el que los dioses dominaban la tierra, las criaturas míticas cruzaban campos, ríos y cielos, aquel tiempo en el que sin mas ni mas uno podía mirar hacia arriba y contemplar a Apolo surcar el cielo en su flamante carroza, o mirar por la borda de la barca para presenciar un desfile de tritones y sirenas, incluso, si nuestra suerte no nos acompañaba, toparnos con un inmenso y terrorífico Craken, claro que eso seria lo ultimo que veríamos.
Vayamos pues...
En un lugar hermoso como todos en aquellos días, dentro de los bosques se escuchaba en ocasiones una melodía que podía detener el tiempo, que atraía a propios y extraños al origen de esta, no importaba si eras un simple mortal, una bestia, tal vez un semidiós, incluso si hubieses sido un mismisimo dios te hubieses detenido a buscar de donde provenían tan hermosas melodías, es así que una mañana una hermosa y curiosa Ninfa (Que no son mas que personificaciones mismas del arte, la belleza, espíritus del bosque que generalmente acompañaban a los dioses), fue atraída por aquella hipnotizante melodía, buscó por el bosque y no tardó mucho en encontrar el origen de este, a hurtadillas espió y logró ver que la persona que tocaba era incluso mas atrayente que la misma música, era un joven apuesto, fuerte y de una gracia que perecia concedida por los dioses, el cual tocaba la lira de manera celestial.
Nuestro amado músico sonrió, mientras llevaba su mano de vuelta a las 7 cuerdas de su Lira (este dato es interesante, puesto que las liras "normales" constan de 5 cuerdas, sin embargo este instrumento fue un regalo del mismísimo Apolo a nuestro músico, siendo un detalle significativo, ya que son siete las musas y siete las cuerdas de su lira), y a continuación le toco a Euridice la melodía de amor mas hermosa jamás escuchada hasta entonces.
Cuando llegó, demasiado tarde era, puesto que la muerte había decidido llevársela ya, así, nuestro héroe lloró días y noches desconsolado a la orilla de aquel río que vio nacer el amor mas grande que pudo conocer, toco melodías que alcanzaron lares desconocidos, los dioses se detenían a llorar, musas, semidioses y las demás ninfas no soportaban ver el sufrir de Orfeo, consternados por lo que sucedia los dioses lo alientan a descender al inframundo, donde Hades reina a un lado de su amada Persefone, a suplicarle que a su amada le regresen, sumido en la desesperación Orfeo decide infiltrarse en el infierno.
Sombras, dolor y llanto lo acompañarian en el trayecto, el lago Estigia sería su primera parada, donde un codicioso Caronte no cederá a llevarlo del otro lado en su barca, sin embargo el don de la música logró que el ausente corazón de Caronte se ablandara, justo como lo hacía con el corazón de las bestias, y finalmente cedió, acercando más y más a Orfeo con su amada Euridice, después de un largo tiempo, Orfeo se topo con el guardián de las almas, Cerbero, bestia canina de tres cabezas, que sin duda alguna, de un solo ataque pudo haber acabado con nuestro héroe, sin embargo una vez mas la música fue su letal y armoniosa arma, y es así como después Orfeo se encontró frente al señor de los muertos y su eterna acompañante y sin dejarlos pronunciar una sola palabra, nuestro adolorido músico se hincó y tocó una melodía llena de dolor, de desesperanza y tragedia, melodía que hizo llorar a los mismísimos señores de las tinieblas, Persefone aturdida por la música pidió a sus subordinados que trajeran a Euridice.
Hades y Persefone después de intercambiar pensamientos y miradas, tomaron una decisión, Hades se dirigió al consternado Orfeo y le dijo:
-Puedes tomar a Euridice y conducirla fuera de este mundo, pero una condición deberás cumplir, no voltearas a mirarla ni un instante, no hasta que hayan cruzado el umbral del mundo de la muerte y la luz los haya cubierto por completo a ambos, de lo contrario no volverás a verla jamás.
A lo que Orfeo apresuradamente asintió, tomó de la mano a Euridice y comenzaron el camino de regreso al mundo de los vivos y por un instante pensó que ni la misma muerte podría separarlos, el camino difícil fue y tentado a voltear nuestro héroe estuvo, pero las palabras de Hades resonaban en su mente, mientras tanto Euridice rezaba porque su amado no sucumbiera a la tentación de mirarla y fue así como lograron salir de aquel mundo de sombras, sin embargo no todo fue felicidad, al momento en el que Orfeo volteo sobre si, para admirar y decirle a su amada que por fin serian felices para siempre, nuestra bella Euridice entristeció en un instante y un semblante de resignación invadió su rostro, ¡Las sombras aun cubrían un pie de Euridice!, Orfeo tarde comprendió lo que pasaba, Euridice se convirtió en una silueta de humo de la cual una lagrima brotaba, Orfeo gritó desesperado y se lanzó sobre ella para abrazarla, sus brazos no encontraron nada, el humo se disipó en el bosque y la lagrima en su mano quedó, ¡La había perdido para siempre!
Desconsolado y devastado por lo sucedido nuestro abatido músico decidió dedicar lo que le quedaba de vida a entonar melodías llenas de melancolía justo en el río donde la había conocido, tomó su lira y se dirigió hacia allá e interpretó las melodías más tristes que jamás se hubiesen escuchado nunca, incluso hubiesen hecho entristecer al mismísimo y siempre alegre Dionisio.
Como siempre, una pequeña pausa paciente lector, esta ahora es para pedirte un favor que se que agradecerás, dejare un video inmediatamente, por favor, reprodúcelo, no te quedes mirándolo, solo escucha las melodías que Orfeo dedicó a su amada Euridice, en cuanto la música comience, continua con la lectura.
Fue entonces que sumido en su desesperanza y depresión y gracias a sus hermosas melodías que otras ninfas comenzaron a ser atraídas ante majestuosas piezas musicales cargadas de dolor, sin embargo, Orfeo no percibía su presencia, !No tenia corazón, vida y ojos para nadie mas¡, las ninfas no perdieron el tiempo y comenzaron a acercársele, a pedirle su amor, pero Orfeo ni siquiera las tomaba en cuenta, con el tiempo, hartas de la indiferencia del músico, tomaron una drástica decisión: Acabar con la vida del renuente músico (y vaya que de que manera lo hicieron las mendigas), una mañana como aquella en la que conoció a su amada, las ninfas se lanzaron sobre el y después de mortíferos y aterradores ataques el cuerpo de Orfeo había sido desmembrado y mutilado.
Silencio.

Solo la cabeza de nuestro gallardo héroe del amor y su lira quedaron reconocibles y a la deriva en aquel río, el cual arrastró hasta donde Apolo un día logro verla, desconcertado de lo sucedido bajo del cielo que surcaba y reconoció el regalo que hacia unos años había otorgado a quien consideraba su hijo, tomo su lira y en un homenaje a el, llevó la lira al firmamento y la dejo ahí plasmada, para que cualquier corazón sumido en la tristeza que necesitara alivio, lo encontrara en las estrellas, justo al anochecer que es cuando mas lo necesitan.
Así querido lector, cuando sientas que el amor cae en la tristeza, mira al cielo, justo después de que el sol se ha ocultado, a la derecha de este, la lira descenderá junto con Apolo por el oeste, búscala, son cuatro estrellas que lloraran en la inmensidad del universo, por el amor de una mujer que perdió en la eternidad.
Gracias y Hasta siempre.